viernes, 23 de noviembre de 2012

La última vez

Aparecés de la nada, no sé cómo topás conmigo, pero de repente ahí estás. Nos vamos conociendo, nos gustamos, nos seguimos conociendo y de repente ya no. Algo pasa, me caes mal, te desencanto. Te borro de mi vida y no vuelvo a ver para atrás. Al menos no muy seguido y cada vez menos. Eventualmente -un tiempo después de que lo anuncio en voz alta-, por fin logro dejarte ir. Y ahora sí no vuelvo a ver, definitivamente no con el mismo corazón. Nunca.

Volvés a aparecer de otra manera, con otra cara, otro estilo, me gustás diferente. Te gusto igual. Sospecho que es la única forma que tenés de verme aunque sean otros ojos. Igual te abro la puerta, a lo mejor esta vez no la cagás, a lo mejor no me la pelo yo.

Pero no, otra vez me da pereza. Vos me das pereza. Sé lo que viene y se me quitan las ganas de seguirte conociendo. ¿Para qué? Ya te conozco, te he visto mil veces. Seguís apareciendo, el mismo vos. Con diferente cara, con diferente ropa, con diferentes palabras, pero con las mismas intenciones.