Julia.
Seis de la mañana. Apenas suena la alarma salto de la cama, me pongo mi licra corta, el top celeste y las tenis, salgo a correr. Respiro el aire tempranero, el sol me pega en la cara y me calienta los cachetes.
Mientras mis pies rebotan uno detrás del otro en el pavimento voy haciendo una lista mental de cosas para hacer hoy. El sudor me corre por la sien y siento el corazón bombeando. Estoy viva. El viento de Diciembre se respira frío y me refresca los pulmones.
Nueve de la mañana. Lista para empezar el día, ya salí de cinco cosas: correr, mandar dos correos que no podían esperar a la oficina, hacerme el almuerzo y la cena de hoy, pagar recibos y cancelar el tiquete del viaje. No tengo tiempo para vacaciones.
Apenas si tengo tiempo para darle de comer al gato que me espera pacientemente, la única alma que ronda mi casa por horas.
Apenas si tengo tiempo para darle de comer al gato que me espera pacientemente, la única alma que ronda mi casa por horas.